Tras el testamento 53 

Tras el testamento 53 

Gran iniciativa de Ediciones Arroyo. Veo que la camada que se mueve trae libros y móviles bajo el brazo. Bandas indies y podcasts de diez minutos. Jakubowicz , Turpaud, Alcayaga, Reta… biromes y teclas que se sienten de lejos. Algunas respetan los 80 km. por hora que dice el cartel de la ruta 2, otras aprietan el acelerador en chancletas. La camaradería es una forma de ser libre, mostrarte tal cual sos de día y de noche. De noche es más distendido porque hay Luna Nueva y algunos nubarrones; de día se ven más las imperfecciones, es decir más realidad con el Sol sobre las caras. 

El poeta de camisa blanca usa tiradores azules. No leía los textos de Lamec (esos que buscaba la escritora de “Las Cardenillas”) más bien leía textos propios que hablaban del amor y otras alquimias. 

Qué simple y bueno es que te lean. El festival tiene eso, además del silencio… y pan y vino compartidos. En voz alta, F. Jakubowicz dice: “para que tus dedos/ escarben/ voy a llenarme el ombligo/ de azúcar/ de migas de pan/ de piedras”… y más adelante habla de estos tiempos: “¿cómo suena/ una partícula/ invisible/ al caer?… 

Atrapa la poesía de Vignoli, Ballesteros y Bosch; atrapan las cámaras de Vaschetto y Lagraña. Reta dice: “suspender los monótonos/ partes diarios/ monocromáticos/ grises / dejar que la belleza/ se filtre/ como rayito de luz”… y así es la tonada del encuentro. En ojotas, antes y después del diluvio las bestias del jardín sumergen, maúllan, cantan, ladran, ríen y leen, mientras – muy cerquita – las ranas sinfonean perfectas.  

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